Un equipo de investigación español ha hallado 40 genes
claves en el carácter agresivo del melanoma, uno de los tipos de cáncer menos
conocidos. Los resultados de la investigación podrían determinar el desarrollo
de metástasis en pacientes con estos tumores.
Científicos del Centro Nacional de Investigaciones
Oncológicas (CNIO) han descubierto más de 40 genes que definen el grado de
agresividad del melanoma y que lo distinguen de otros cánceres de mal
pronóstico.
El hallazgo, que se publica en la revista Cancer Cell,
ayudará a determinar aspectos únicos del melanoma que pueden determinar el
riesgo de desarrollo de metástasis en pacientes con esta patología.
En concreto, estos genes tienen un papel fundamental para un
mecanismo común: la formación de los endosomas, unas vesículas que se forman en
la célula gracias a un proceso llamado endocitosis. Se trata de un
procedimiento por el cual las células tumorales incorporan componentes del
entorno y obtienen energía al degradarlos mediante la autodigestión.
Entre todos los genes que controlan este proceso de la
endocitosis, los autores del trabajo se han centrado específicamente en uno, el
RAB7, que presenta la mayor acumulación en las células de melanoma.
Tras más de seis años de investigación, el equipo liderado
por María Soengas, jefa del grupo de Melanoma del CNIO, ha demostrado que RAB7
actúa como un director de orquesta que determina el destino de las células del
melanoma.
Es decir, a altas concentraciones de RAB7, la autodigestión
celular es muy activa y esto permite a las células tumorales obtener energía,
impedir la acumulación de componentes tóxicos, dividirse y proliferar. Sin
embargo, cuando RAB7 disminuye, las células utilizan los endosomas para
reciclar las proteínas de la metástasis favoreciendo su diseminación por el
organismo.
Así, demostrar por qué RAB7 se acumula específicamente en el
melanoma y cómo se modula durante la progresión tumoral es muy valioso desde un
punto de vista básico porque permite identificar las debilidades específicas de
este cáncer.
“Encontrar qué mecanismos determinan la agresividad del
melanoma es muy complejo porque en este tumor se han descrito más de 80.000
mutaciones”, explica Direna-Alonso Curbelo, primera autora del artículo.
Este hallazgo podría ser útil en la práctica clínica para
pronosticar la evolución del melanoma. En este sentido, los autores han
demostrado en biopsias tumorales que la cantidad de RAB7 en el tumor cutáneo
define el riesgo de desarrollo de metástasis.
“Este estudio abre la puerta a que proteínas que controlan
vesículas y regulan la autofagia puedan servir como nuevos marcadores de la
supervivencia de los pacientes”, indica Soengas.
Además, estos resultados ayudan a entender el mecanismo de
acción de un compuesto que, según descubrió el mismo grupo en 2009, es letal
para las células del melanoma y otros tumores.
Este agente –basado en nanopartículas de ARN– tiene su diana
en la formación de vesículas. “Sabíamos cómo nuestros nanocomplejos actúan
dentro de las células tumorales, pero no cómo se incorporan selectivamente en
ellas”, sostiene Soengas.
El tamaño de estas moléculas requiere que las células formen
endosomas para poder atrapar el compuesto. Este estudio demuestra que la
formación de estas vesículas vía RAB7 es muy activa en células tumorales y no
en las normales. Por tanto, las células normales no incorporan las
nanopartículas de ARN, reduciendo la posibilidad de efectos tóxicos.
Referencia bibliográfica:
Alonso-Curbelo et al. “RAB7 Controls Melanoma Progression by Exploiting a Lineage-Specific Wiring of the Endo- lysosomal Pathway”. Cancer Cell. (2014). http://dx.doi.org/10.1016/j.ccr.2014.04.030
Fuente: CNIO
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