Por José Valadés
Seguir una dieta
conlleva sacrificios y librar obstáculos como conseguir un alimento en
particular o adecuar nuestros hábitos a horarios complicados, someter nuestro
gusto o nuestros antojos a lo que nos dice un libro, entender reglas complejas
y otros problemas más.
En muchos casos,
nuestros deseos responden a necesidades específicas y las dietas, cuando operan
en sentido contrario, pueden ser producto de una desintoxicación, o bien de que
algo va mal.
El mejor consejo
es el sentido común, y tener en cuenta ciertas sugerencias que nos ayudan a
equilibrar nuestros alimentos y obtener el máximo de nutrientes. Con esto en
mente, te invito a incorporar las siguientes ocho bases para diseñar una sana
alimentación a tu medida.
Haz tiempo para comer
En algunos países
como España se promueve un estilo para comer que se opone directamente a la
“comida rápida”. Comer aprisa es un invento de la Revolución Industrial para
que los empleados pierdan el menor tiempo posible, sin tener en consideración
su salud, y ciertamente tampoco su desempeño.
Digerir los
alimentos es probablemente la actividad más compleja que realiza el cuerpo
humano, y hacerlo mientras estamos enojados, angustiados o resolviendo
problemas obstaculiza el proceso. Tomarse un tiempo puede ser la diferencia, en
especial si los alimentos que comemos son pesados, contienen exceso de sal o
azúcar o son ricos en grasas.
Mastica
Muchas veces
olvidamos que la digestión empieza en la boca. Tendemos a dejar todo el trabajo
al estómago, pero resulta que el estómago no puede cumplir muchas actividades
que se realizan en la boca.
La saliva es
ligeramente alcalina y ayuda a disolver algunos alimentos en formas que los
jugos gástricos (que son ácidos) no pueden hacerlo. Además, al masticar
adecuadamente, damos información al páncreas y la vesícula biliar sobre los
alimentos que se aproximan, para que liberen los químicos adecuados.
La capacidad que
tienen la boca para reducir los alimentos en partículas pequeñas y en una
especie de papilla no la tiene el estómago, hecho de partes blandas. El tiempo
que le requiere al estómago disolver alimentos mal masticado puede conducir a
gastritis y a otros problemas digestivos.
Evita los líquidos
Los líquidos
obstaculizan la salivación de los alimentos. Puedes consumir líquidos antes de
comer para estimular la salivación, o después, para ayudar a la digestión.
Durante la comida, no los uses. Si lo que comes es muy seco y te parecen
necesarios, es probable que debas dejar de comerlo. Evidentemente,
una excepción son caldos y sopas, que deben comerse siempre como primer plato.
Evita sobrecalentar las proteínas
Muchos alimentos no son recomendables crudos, como el pollo o el puerco, pero
la mayoría de los alimentos ricos en proteínas contienen enzimas que ayudan a
su digestión, y si se exponen a altas temperaturas, pueden perder estas
enzimas.
Es el caso
particular del miso, un excelente alimento rico en proteínas, pero no del
amaranto, que es el único alimento no animal con todo el espectro de proteínas,
pero que no puede digerirse crudo.
Consume alimentos fermentados a diario
Todas las
culturas contienen en su dieta original alimentos fermentados. La inteligencia
de la alimentación ancestral reconoce el valor de los microorganismos presentes
en estos alimentos, claves para el funcionamiento de los intestinos.
Sauerkaut, vino
tinto, yogurt natural (no el que venden en los supermercados), miso, verduras
en vinagre son algunas opciones que puedes incluir en tu dieta y así mejorar
las condiciones de tu digestión y tu salud en general.
Que tus alimentos sean integrales
Los alimentos
integrales son, como regla general, superiores a los alimentos refinados. Debe
comerse toda la parte comestible, ya que se complementan los nutrientes
contenidos en todas las partes. Si las semillas son comestibles, deben comerse;
si la piel es comestible, también.
Aprende a elegir los mejores alimentos
La mayoría de los
alimentos que se separan o refinan lo hacen por considerar duración,
manejabilidad y economía, más no porque así se obtenga ningún beneficio
nutricional. Si existe el riesgo de que alguna de las partes esté contaminada
por aditivos o fertilizantes tóxicos, procura consumir productos orgánicos.
Evita lo artificial
Annemarie
Colbine, de The Natural Gourmet School asegura que nunca como antes había sido
necesario recalcar la importancia de que lo que comemos sea, de hecho, comida.
A excepción de la
sal, nada de lo que incluyas en tu dieta debe provenir de fuentes no animales
ni vegetales. No existe ninguna razón que justifique el consumir colorantes,
aditivos tóxicos u otras sustancias. Limita los medicamentos a situaciones que
pongan en riesgo tu salud y tu vida y prefiere los remedios naturales.
La satisfacción no es prioritaria
El apetito es
necesario para triunfar en la vida y nunca debe ser completamente satisfecho.
Ésta es una importante clave para la salud y la longevidad. Uno de los mejores
conceptos de dietas, la Dieta CRON, está basado en que la nutrición óptima con
el mínimo de alimentos es la mejor forma de vivir con salud en plenitud.
Sirve porciones
pequeñas, come despacio, mastica conscientemente y reposa unos minutos antes de
servirte de nuevo. Descubrirás que es fácil comer mucho menos de lo que
acostumbras. No dejes que la ansiedad dicte la velocidad ni la cantidad que
comes.